La Cocina de Norma

 

¿Les gustan las semillas de girasol? A mí me encantan.  

Y si las garapiñamos pueden ser un bocadito perfecto, para esos momentos en que tenemos antojo de algo dulce, también son excelentes para dar el toque crujiente a una fresca ensalada, o acompañan genial a un tazón de frutas con yogur griego.

 Es muy fácil garapiñarlas, les enseño como hacerlo.

 

250 g semillas de girasol (1 2/3 taza)

125 ml agua (½ taza)

125 g azúcar (estándar o refinada) (2/3 taza)

  15 ml esencia vainilla (1 cucharada)

    1 pizca de sal

    1 charola engrasada o con tapete siliconado

    1 olla (si es con antiadherente mejor o podrían utilizar un cazo de cobre)

    1 palita de madera

 

 Procedimiento:

1.- En la olla colocamos agua, azúcar y sal.

2.- Llevamos a fuego medio, mezclamos un poco y dejamos a que suelte el hervor.

3.- Al soltar el hervor agregamos la esencia de vainilla y las semillas de girasol, mezclamos.

Vamos a dejar al fuego de preferencia mezclando continuamente, hasta que todo el líquido se reduzca y la mezcla se vea arenosa.

4.- Cuando logremos el punto arenoso, seguimos mezclando.   El azúcar se volverá a fundir y eso formará un buen garapiñado, la mezcla se verá más brillosa y ese es el momento de retirar del fuego. 

5.- Vertemos sobre la charola que previamente preparamos, ya sea engrasada o con un tapete siliconado como en mi caso.

Con ayuda de la palita de madera, vamos a extender bien en la charola (tengan cuidado, NO las vayan a tocar directamente con sus manos, es caramelo y estará muy caliente, pueden provocarse una quemadura bastante sería).

Algunas personas retiran del fuego al lograr el punto arenoso, pero yo quiero que mis semillas tengan el clásico garapiñado. 

6.- Dejamos enfriar completamente.

Cuando estén bien frías, si algunas se pegaron, solo es cuestión de presionarlas o frotarlas muy ligeramente en la charola o en nuestras manos y se despegan sin problema.

Si las colocamos en pequeñas bolsitas, son una excelente opción para venta, geniales para colocar en nuestras mesas dulces. 

O sencillamente para darle un toque crujiente a nuestro tazón de frutas con yogur o una ensalada, les van fantásticas.

Les recomiendo conservarlas en un recipiente hermético, para que se mantengan crujientes.

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